27.6.12

Restauración Paisajística del Vertedero de Residuos de la Vall d’en Joan / Batlle i Roig Arquitectes


compromiso y decision










La intervención realizada por los arquitectos de Batlle i Roig Arquitectes en El Garraf, Barcelona, España, sobre un antiguo vertedero de residuos de la ciudad se logra rehabilitar 85 hectáreas de concavidad natural para convertirse en un parque público; destacando en la intervención una serie de muros de gaviones rellenos de residuos reciclados o tierra vegetal, que recuerdan el anterior uso del emplazamiento.
El vertedero fue abierto en 1974 en el Vall d’en Joan, una depresión del macizo del Garraf, donde durante más de 30 años se fue depositando la basura del área metropolitana de Barcelona.
En un momento los residuos colmaron esta concavidad, contaminando el acuífero subterráneo y transformando su topografía natural en base a terrazas, taludes y rampas en zig-zag para la circulación de los camiones.
La actividad desarrollada por esta gran cantidad de años contaminó el lugar; según el arquitecto David Bravo Bordas “se calcula que la contribución al efecto invernadero del metano liberado por la gran masa de residuos del vertedero representa aproximadamente el 20% del total de gases de efecto invernadero emitidos por la ciudad de Barcelona”.
El proyecto comenzó en el año 1999, financiado en conjunto por el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona, la Mancomunidad de Municipios, la Junta de Residuos y la Unión Europea, y sólo se pudo abrir al público en el año 2010, cuando finalizó el período de regeneración natural del lugar.
El proyecto – que se transformó en la puerta de acceso al Parque Natural del Garraf – respetó la nueva topografía, sellando la basura con una lámina impermeabilizante, una capa de grava drenante de un metro de espesor y un filtro geotextil con una capa final de tierra vegetal.
Esta última capa se reforestó con especies autóctonas, se plantaron cultivos agrícolas sobre las terrazas, y árboles y arbustos sobre los taludes, mientras que las rampas se reservaron para la circulación de peatones y bicicletas.

FOTOGRAFIAS: JORDI SURROCA